December 19, 2012

La mala fortuna de los locales flamencos...

Por unos motivos o por otros, y a pesar de haber gozado de épocas de esplendor, los locales donde se ha desarrollado el flamenco en un ambiente cercano, han padecido todo tipo de calamidades.

Lo mismo se lían a tiros los clientes...

El Día, 17 de enero de 1900

... que se sublevan los vecinos...

El Día, 10 de noviembre de 1900

... o incluso se cuela un toro en el local...

El Imparcial, 15 de enero de 1902

El caso es que al final suele pasar lo de siempre, el cierre:

El Siglo Futuro, 24 de abril de 1882

En la actualidad, lo más grave que le puede suceder a un local no es que los vecinos se rebelen, es tener que lidiar con una afición indolente. El aficionado flamenco en general es vehemente en sus formas, muy dado a golpearse el pecho mientras desgrana su verdades, pero renuente a ampliar/renovar conocimientos (lo he visto tó) y por supuesto, a gastarse el dinero, ya sea en libros, discos, peñas... En definitiva, no se implica (con crisis o sin crisis).

En Madrid se han sucedido varios proyectos flamencos muy interesantes, uno de los últimos y más destacados fue el de la Sala Juglar, en la que mi amigo José Luis Gálvez llevó a cabo una programación sobresaliente. A pesar de todos los esfuerzos realizados, al cabo de unos pocos años tuvieron que suspender las actuaciones.

A día de hoy, un grupo de amigos estamos inmersos en un tipo de proyecto que difiere en algunos aspectos del concepto más tradicional de peña flamenca. Los artistas que pasan por su escenario son de primerísimo nivel, se hacen presentaciones de libros y conferencias, se editan grabaciones de lo acontecido... pero aún así, nos hemos acostumbrado a vivir en la incertidumbre por culpa de la escasa implicación del aficionado madrileño.


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