May 10, 2012

Un flamenco madrileño


Como es bien sabido, Madrid ha sido plaza fundamental en el flamenco al ejercer durante muchas décadas de polo de atracción para todo aquel que quisiera abrirse camino en este difícil arte. Hoy en día, la situación ha cambiado mucho, los artistas pueden vivir donde les plazca dadas las facilidades a la hora de desplazarse de un punto a otro de España. Este hecho, junto con otras cuestiones de más calado, ha influido lógicamente en el ambiente madrileño, el cual está de capa caída. Pero de esto hablaré otro día.
Lo que quiero destacar es que además de plaza fuerte del flamenco, generadora de espectáculos, cafés cantantes, festivales o peñas, Madrid ha sido cuna de grandes artistas. Como es obvio, a mucha distancia en cuanto a cantidad con los nacidos en otras zonas (la nómina de artistas gaditanos, sevillanos o malagueños es apabullante), pero no por ello hay que dejarlos en un segundo plano.
Uno de los artistas más desconocidos por los aficionados y precisamente uno de los más interesantes fue El Chata de Vicálvaro, el cual realizó una única serie de grabaciones comerciales para la casa Gramófono, pero no una cualquiera. Finalizando la segunda década del siglo XX, pasó por los estudios para dejar muestra de un abanico de cantes de buen cuño (malagueñas, soleares, tarantas, peteneras...), para lo cual contó con la ayuda a la sonanta de Ramón Montoya. Entre todos esos cantes, siempre he sentido predilección por aquellos que presentó como Javeras del Negro :


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